Seas famoso o un completo anónimo, ten mucho cuidado con lo que tuiteas porque la puedes liar. ¡Y mucho! Vale, sí, hay mensajes privados o la opción de proteger tus tweets. Pero si decides predicar al mundo tus opiniones, creencias e inquietudes, el mundo te puede responder con un sonoro y doloroso bofetón.
Fuente: unadocenade.com
Como te imaginarás, existen múltiples formas de tropezar en Twitter. Sea como sea, lo generalmente aceptado es apechugar con el error y corregirlo, pero no deshacerse de las pruebas del delito. Se considera más apropiado enmendar el desacierto, al menos, por aquello que dicen de “rectificar es de sabios”.
Seamos sinceros, todos podemos meter la pata (y un servidor, el primero). Por ello, vamos a estudiar los fallos más comunes en Twitter para no cometerlos nosotros y de paso, pues nos echamos unas risas.
1. Faltas de ortografía
Puede que cuentes algo asombroso, espectacular o sorprendente, pero si escribes tu mensaje con faltas de ortografía, lo único que lograrás es que se mofen de ti.
2. Revelar datos privados
Si por tu profesión o cualquier otra razón eres conocido, es probable que tengas muchos followers. Ten cuidado con la información personal que publicas, pues puedes meterte en un buen lío. Si no, que se lo digan a Paula Vázquez, quien tuiteó una fotografía con su número de teléfono y su dirección. Además de recibir innumerables whatsapps y llamadas, su hazaña inspiró un divertido trending topic.
3. Despotricar sobre tu jefe
Es un capullo, quién se ha creído, menudo inútil, vaya un déspota… Este tipo de comentarios puedes soltarlos de cañas con tus amigos, pero nunca lo tuitees. Igual consigues un buen puñado de retweets de tus compañeros, pero quizás también te ganes un despido.
4. Dar por original una parodia
La red social de Jack Dorsey permite la creación de perfiles que parodien a un personaje real, tal y como se señala en su política de uso. Aunque se exige que quede bien claro que se trata de una parodia, hay tuiteros que no se percatan de ello y se dirigen a ella como si de la persona auténtica se tratase, pudiendo generar así un buen revuelo. Por otro lado, hay que admitir que muchas de las cuentas más divertidas de Twitter son de este tipo.
5. Dar el pésame a un vivo
Cuando fallece alguien conocido, con casi toda seguridad será trending topic. Sin embargo, esporádicamente, los tuiteros deciden “matar” a personas famosas. Así, ya hemos lamentado la muerte (en Twitter) de Justin Bieber, David Bustamante, Manolo Escobar, Pitbull o Alejandro Sanz. Antes de expresar tus condolencias, consulta si se trata de una marcha real o inventada.
6. Decir todo lo que uno piensa
Parece sencillo no caer en esta equivocación, pero hay gente que debería aplicarse el cuento. La idea es simple: no tuitees algo que no dirías en público (sin contar tus colegas, claro). La vicesecretaria general del PSOE, Elena Valenciano, durante el partido España-Francia de la pasada Eurocopa, decidió expresar en un tuit sus más profundos pensamientos: “Habéis visto un tío más feo que Ribery???”. El futbolista francés lloraría en su cuarto por su amor no correspondido.
7. Perder los estribos
Twitter es un foro abierto a la opinión y la discusión. Pero el insulto y la descalificación gratuitos digamos que no están muy bien vistos. Una muy sonada salida de tono fue la del presentador de televisión Jordi González, quien respondió así a una tuitera que criticaba su trabajo: “Telebasura tu puta madre, guapa”. Se debió quedar bien a gusto.
8. Pregonar contraseñas
Proporcionar las passwords de alguien, ya sea de su mail, su Facebook o cualquier otra cuenta, está muy feo (de hecho, Twitter lo prohíbe). Pero revelar tus propias contraseñas, es estúpido. Santiago Segura tuvo el desliz de tuitear su usuario y su contraseña del juego Apalabrados. ¡Madre la que lió!
9. Dar información de trabajo
Si el éxito en tu empleo depende en gran medida de la información que pueda tener tu competencia sobre ti, ándate con ojo. El piloto de Fórmula 1 Lewis Hamilton, hizo pública la telemetría entre su vuelta de calificación en el circuito de Spa y la de su (por entonces) compañero de equipo, Jenson Button. El resto de equipos se frotaron las manos. ¡Ay, amigo Lewis!
10. Dejar que el corrector escriba por ti
Es una práctica habitual el tuitear desde el smartphone. Estos cacharritos maravillosos (y a veces, difíciles de dominar), tienen un corrector de ortografía que puede convertirse en una auténtica trampa. Dale un repaso a tu tuit antes de publicarlo.
11. Tuitear ebrio
Utilizar la red del pajarito azul un sábado a las tres de la mañana puede tener consecuencias similares a mandar un whatsapp a tu ex en ese mismo estado. Tuitear con unas cuantas copas encima es una habilidad propia de verdaderos profesionales, como Charlie Sheen. No lo probéis en vuestras casas.
12. Combinar todo lo anterior
Sí, aunque parezca imposible, se puede tuitear con faltas de ortografía, revelando datos privados, insultando a tu jefe, dirigiéndose a una parodia como si fuese el original, dando el pésame a un vivo, diciendo todo lo que uno piensa, perdiendo los estribos, revelando contraseñas, proporcionando información de trabajo, dando rienda suelta al corrector ortográfico y todo ello, completamente borracho. Hay que ser muy gañán para obrar una proeza así, pero el resultado podría ser realmente impactante:
“@FrenandoAlonso tu enorme cabeza y tus compis de BMW hagradeceréis esta info que me a pasado el capullo de mi jefe. La contra de mi mail es 123pepito. Por cierto, una pena la muerte de tu ídolo Justin Bieber”.
Quizás, demasiado para 140 caracteres, ¿no crees?
Lo dicho, espero que la próxima vez que tuitees le des una vuelta a lo que vas a decir y así podrás disfrutar de esta sensacional red social sin miedo a meter la pata. Y tú, ¿conoces alguna otra forma de tropezar en Twitter? ¡Cuéntanoslo!
Imagen cortesía de Matthias Töpfer, con licencia Creative Commons.
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