Fuente: recuerdosdepandora.com
Antes de entrar al trapo, quiero dejar clara una cosa. En todo caso me refiero a no creyentes, no creyentes en la vida después de la muerte, y no a ateos. La única cosa que tienen en común todos los ateos es su actitud respecto a la supuesta existencia de una o varias divinidades, pero nada más. Cada ateo piensa por sí mismo a la hora de plantearse qué hay después de la muerte, pero la mayoría llega a una conclusión similar: después de la muerte no hay nada.
Para muchos esto supone un jarro de agua fría. Saber que nuestra existencia está limitada por el tiempo que estamos vivos es algo que aterra a muchos. Pero las cosas son como son y tenemos dos opciones, compadecernos por la levedad de nuestra existencia o aprovechar al máximo la misma
El 15 de Agosto de 1994, Richard Dawkins, en una entrevista con el Channel 4 del Reino Unido, respondió de forma simple y tajante a la pregunta sobre cómo afrontar la vida después de la muerte:
Te preparas para la muerte enfrentándote a la verdad. La vida es lo que tenemos, así que mejor vivamos nuestras vidas por completo mientras la tengamos, porque no hay nada después. Somos afortunados accidentes o al menos cada uno de nosotros lo es, si no hubiéramos estado aquí otros habrían estado en nuestro lugar.
Tomo todo esto para reforzar mi visión de que soy afortunado de estar aquí y también lo eres tú, y debemos aprovechar nuestro breve tiempo aquí al máximo para intentar entender las cosas y conseguir una completa visión del mundo y la vida tanto como nos permitan nuestros cerebros, que es algo bastante completo.
– Richard Dawkins
Ante esto, muchos pueden recriminarme que es muy fácil hablar de estos temas cuando la muerte es algo lejano. La verdad es que hay parte de razón en ello. No es lo mismo saber que tenemos toda una vida por delante, que saber que apenas nos quedan unos años, pero ello no tiene por qué cambiar los hechos. Queramos o no, después de la muerte no hay nada.
Esto es lo que los hechos nos muestran y por lo tanto no hay nada más a lo que aferrarse. ¿Que nos gustaría que hubiera algo después que durase para siempre? Pues habrá a quién sí le parezca apetecible o a quién no le parezca apetecible (pensad si alguien decide suicidarse… y luego resulta que les toca seguir con la vida después de la muerte). Los hechos dicen que todos morimos, creyentes y no creyentes, y después todo lo que queda de nosotros es materia inerte.
Pocos años después de la muerte de Carl Sagan, en una entrevista a su mujer, Ann Druyan, ésta mostró las dudas de muchos sobre la firmeza de los no creyentes ante la muerte y la templanza de Carl Sagan en los últimos momentos de su vida:
Cuando mi marido murió, como era muy famoso y reconocido por ser un no creyente, muchas personas se me acercaron -y aún sucede de vez en cuando- y me preguntaron si Carl había cambiado al final y se había convertido a la creencia en una vida después de la muerte. También me preguntan frecuentemente si pienso que le volveré a ver. Carl afrontó su muerte un inagotable coraje y nunca se refugió en las ilusiones. La tragedia fue que sabíamos que nunca nos volveríamos a ver. Y nunca he esperado volver a reunirme con Carl
- Ann Druyan
En resumen. No hay ninguna razón para temer a la muerte más que las hay para arrepentirnos de haber nacido. Son simples tapas de un libro que es nuestra existencia.
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