Alexander Pieter Cirk viajó a China para encontrarse con su amada, una joven de 25 años, a quien había conocido por Internet dos meses atrás.
Llegó a mediados de julio al aeropuerto de la ciudad de Changsha, en la provincia de Hunan. Allí la pareja había acordado verse, pero la mujer nunca apareció, ni a su llegada, ni en los diez días posteriores.
Pero este holandés de 41 años, no se rindió e insistió en quedarse, hasta que completó una semana en el aeropuerto, tiempo durante el cual se alimentaba de fideos instantáneos y dormía en las sillas del edificio.
Su salud se fue deteriorando, hasta que cumplidos ya 10 días en el lugar tuvo que ser ingresado a un centro médico con síntomas de grave agotamiento físico.
Cuando la noticia del holandés apareció en la prensa, la mujer salió públicamente para decir que conocía al hombre, pero que cunado Cirk le dijo que venía a verla pensó que se trataba de una broma.
Que acordaron que él volaría a China dentro de un año, y que un día el holandés le envío unas fotos de lo que a ella le parecieron unos billetes de avión, pero pensó que le estaba jugando una broma.
Según ella, el holandés le mandó una foto con números y letras que podrían significar la referencia de un vuelo, pero ella no logró clarificar de qué se trataba y finalmente no se presentó en el aeropuerto.
De igual forma, el día en el que llegó el ilusionado hombre, ella se sometió a una operación de cirugía estética en otra ciudad, y "necesitaba tiempo para recuperarse", afirmó la mujer, quien prometió encontrarse con el holandés y darle las explicaciones del hecho.
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