Vamos argumentar algunas de las razones para tener un portátil aunque no salgas de la oficina habitualmente. No se trata de estar todo el día de un lado para otro, sino más bien trabajar si llega el caso desde casa o tener que hacer algún viaje de empresa o desplazamientos puntuales a la sede de algún cliente.
Las ventajas del portátil están en su propia naturaleza, nos llevamos el entorno de trabajo con nosotros, por lo que podríamos trabajar igual en casa, que en la oficina o desde la sala de espera de un aeropuerto donde estamos esperando para coger un avión. Esto influye de forma decisiva en nuestra productividad, ya que siempre trabajamos igual, estemos donde estemos.
El portátil como estación de trabajo
Por otro lado tenemos la incomodidad de los portátiles, por su tipo de teclado, el touchpad o su pantalla pequeña, donde tenemos algunos de los inconvenientes que podemos salvar fácilmente. Conectar una gran pantalla al portátil, un teclado y un ratón será de lo más sencillo. Y ya trabajamos igual que si tuviéramos un equipo de sobremesa.
Si lo hacemos de forma habitual quizás nos sea más cómodo tener un dock, una base a la que conectamos el portátil, donde además nos puede ayudar a aumentar las capacidades del mismo, con posibilidad de añadir más pantallas, altavoces, más puertos USB, etc. Lo cierto es que tenemos muchas alternativas en función del dock elegido
No necesitas un segundo equipo para trabajar fuera de la oficina
Muchas veces el portátil se ha sustituido por una conexión remota a nuestro equipo de la oficina. Esto nos puede obligar a dejar siempre encendido el equipo de sobremesa, pero además tener en casa o desde donde queramos conectarnos otro equipo adicional. Si utilizamos un portátil esto no será necesario, con un equipo será suficiente para trabajar.
Pero quizás tampoco un smartphone tan potente o de gama alta. Muchas veces la excusa para tener un teléfono de esta gama es la gestión del correo. Pero lo cierto es que es muy cómodo para lectura y las repuestas cortas, si tenemos que ponernos a redactar una respuesta o añadir un documento, lo haremos mucho más rápido desde un portátil. De esta forma también podemos ahorrar en este concepto dejando el smartphone para aquello que hace mejor.
La información siempre protegida
Uno de las cuestiones que pueden echar para atrás a la hora de utilizar un ordenador portátil es tener que sacar la información de la empresa. Claro que esto tiene fácil solución. Por un lado tenemos la posibilidad de cifrar un directorio o todo nuestro disco duro, para que si cae en otras manos no sea posible acceder a los datos.
Por otro lado, si trabajamos en el servidor de nuestra empresa una conexión VPN nos puede ayudar a conectar con nuestras unidades de red en el servidor, sin necesidad de tener que dejar el equipo encendido para conectarnos. Trabajamos igual que en una red local desde cualquier lugar y los archivos no salen de nuestro servidor.
El coste del equipo
Por último una cuestión que asumimos es que un portátil será algo más caro que un equipo de sobremesa y, a la vez, nos durará un poco menos. En este caso debemos tener en cuenta si la inversión que realizamos la recuperamos con la mejora de la productividad que nos ofrece. Por un lado con la posibilidad de trabajar desde cualquier lado, pero también trabajando siempre de la misma manera.
Por otro lado, un portátil hoy en día nos puede dar un rendimiento y duración muy similar a un equipo de sobremesa. Sólo en el caso de reparaciones o cambios de piezas, en su mantenimiento de hardware es donde sufriremos el incremento de los costes. Quizás por todo ello los equipos portátiles son la mejor alternativa para una gran parte de nuestra plantilla de empleados en la empresa.
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