Captar la esencia de una ciudad y sus transeúntes suelen ser las principales motivaciones de aquel que se decide a realizar fotografía callejera. No se trata de algo controlado y meticuloso, como la imagen demandada en la moda, sino de algo dinámico que en la mayoría de ocasiones se encuentra sujeto a las reglas del azar.
Siempre he pensado que existen dos formas de contemplar la fotografía. En la primera, es el propio autor quién configura la imagen a su antojo, controla la luz, qué aparece, e incluso aquellos detalles minúsculos que resultan inapreciables. En la segunda, el mérito del fotógrafo reside en captar un momento motivado por factores externos, los cuales no pueden controlar. Ninguna forma es mejor que otra, ya que todo ello dependerá de los gustos personales.
Esta segunda vertiente ha sido la elegida por autores clásicos de la talla de Henri Cartier-Bresson, Robert Capa o Robert Frank, entre otros. Se trata entonces de estar en un lugar preciso y aplicar la técnica adecuada para mandar un mensaje concreto. A grandes rasgos, podríamos decir que esa es la base que ha hecho grande a muchos de los que hoy consideramos como pilares en el mundo de la fotografía. Tan sencillo, pero tan difícil a la vez.
La fotografía callejera, no solo es una vertiente que enamoró a muchos de los profesionales que estudiamos, sino que día a día son muchos los fotógrafos que comparten sus experiencias de “estar en el lugar adecuado en el momento oportuno”.
Es cierto que existen muchos factores externos difíciles de controlar, pero también hay ciertos aspectos sobre los que podemos estar precavidos. Veamos entonces algunos de los consejos que podríamos seguir a la hora de realizar fotografía callejera.
La cámara
¿Qué cámara es la adecuada para la fotografía callejera? quizá esa sea la pregunta que nos debamos cuestionar antes de empezar a especializarnos en tal modalidad.
En este apartado contamos con la ventaja de un sistema que ahora empieza a tomar especial relevancia en la fotografía, se trata del mecanismo sin espejo que incorporan las cámaras mirrorless. Gracias a ello, los dispositivos han reducido su tamaño y peso, características de vital importancia para elegir una cámara dedicada a la fotografía callejera.
También existen compactas avanzadas, que nos permiten tener una muy buena calidad en un dispositivo que perfectamente pueden ser llevados en nuestro bolsillo. En principio, creo que lo ideal para realizar fotografía de este tipo es no llevar un aparato voluminoso y pesado que nos impida movernos con agilidad.
El equipo
Vinculado al apartado de la cámara encontramos el del equipo. Lo idóneo sería no llevar más equipo que nuestra cámara, aunque también entiendo que según el tipo de fotografía eso puede ser imposible.
En definitiva, creo que lo importante de este punto es pensar que en la fotografía callejera nos vamos a tener que mover, y junto con nosotros, todo aquello que llevemos. Por lo tanto, cuanto menos, mejor.
Adelantarse a los acontecimientos
No podemos controlar todo lo que nos rodea. El viento puede ser muy brusco, la luz puede generar un contraste indeseado, o una persona se nos puede colar dentro del cuadro en el preciso instante que presionamos el disparador. Pero creo que eso es lo realmente divertido.
Sin embargo, sí que podríamos intentar adelantarnos a ciertas situaciones. Por ello, lo propicio es que cambiemos los valores de exposición en función la luminosidad que dispongamos en nuestra escena, o de lo que queramos conseguir. Por ejemplo, no podemos tener los mismos ajustes para realizar un barrido que para conseguir un contraluz.
Busca los motivos
Hay muchas situaciones que surgen de forma aleatoria y sin que nosotros podamos influir en éstas, pero del mismo modo que ocurría en el apartado anterior, creo que podríamos intentar predecir la fotografía que se escondería tras determinadas circunstancias.
Por ejemplo, en una de sus fotografías más famosas, Cartier-Bresson buscó el encuadre preciso y esperó a que algún motivo pasase entre el reducido espacio situado entre la barandilla de la escalera y la pared. Así, observar nuestro entorno es un factor muy importante para delimitar las líneas y la perspectiva que se empleará en nuestra imagen final.
modo rafaga
Quizá es una regla que choque con algunas anteriores, pero todo depende del contexto. En ocasiones, lo que nos interesa es congelar un gesto o un instante preciso, ahí lo que cobra especial importancia es el momento. Incluso por encima del encuadre o la calidad.
Por ello, a veces no podemos hacer más que emplear el modo ráfaga y esperar captar aquello que nos interesa. Tampoco se trata de disparar sin pensar absolutamente en nada, sino de hacer todo lo posible para buscar lo que muchos fotógrafos llaman como “el instante decisivo”.
Vía hipertextual.com
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