El monstruo del Lago Ness es uno de los mayores mitos contemporáneos al que nadie renuncia, pese a las múltiples explicaciones científicas que se ha dado a las -también múltiples- imágenes registradas y avistamientos.
Sin embargo, la duda continúa años después, porque, hasta el momento, ha resultado imposible probar tanto la existencia del monstruo como su inexistencia.
Ahora, tras 18 meses en los que nadie ha acudido a las organizaciones estudiosas del fenómeno para informar de algún avistamiento en las aguas -en los últimos 90 años no se ha podido confirmar ninguno de los comunicados-, una entidad forestal británica, Woodland Trust, saca a la luz una nueva teoría.
Relata el diario BBC, citando fuentes de esta organización, que las últimas ocasiones en las que se ha creído ver al monstruo moviéndose en las aguas del popular lago escocés pueden ser debidas a la caída de ramas y desechos que son arrastrados desde una zona boscosa cercana, la bahía de Urquhart. Dos ríos que bordean la zona serían los responsables de arrastrar los restos de árboles desde este bosque hasta el Lago Ness.
Las ramas, sumadas al efecto óptico de las ondas, podrían explicar así las formas alargadas que se han avistado fluyendo en las aguas del lago.
Sin embargo, solo se trata de una teoría más, que habrá que sumar a otras tan disparatadas.
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