En Argentina, un tipo se ha disfrazado de mujer para intentar escapar de la cárcel. ¡¡Disfrazado de señora!! 



El sujeto se llama Pablo D. Morales y lucía un bigotito a lo John Dillinger, aunque tiene mucho menos talento para el crimen. Ha estado varias veces en prisión, por robo y falsificación, siempre delitos relacionados con su deseo de ganar dinero fácil. En esta última ocasión, cumplía condena por encubrimiento, asunto agravado por sus numerosos antecedentes. Apenas veinte días después de su ingreso en el penal de Lavalle, el tipo decidió afeitar su mostachín, maquillarse, colocarse bisutería fea, ponerse una peluca e intentar sortear los controles policiales. ¡Con esa cara! Amigo Morales, es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja que tú te hagas pasar por una mujer.

El caballero travestido pasó el primer control, que es muy probable que estuviera bajo la responsabilidad de un policía con problemas de visión, digo yo. Sin embargo, no era ciego del todo. El director de la cárcel, Carlos Motos, asegura que “en ese primer control vieron algo raro, así que al llegar al siguiente se verificó que no era un visitante, sino un interno”.

Sin duda, Morales trató de aprovechar el hecho de ser un novato en la cárcel. Creyó que los guardias del penal aún no se habían quedado con su cara y probablemente tuviera razón. Lo que no calculó es que no hacía falta conocer al dedillo su identidad para saber que no era una mujer.

Ahora, las autoridades buscan a los que le facilitaron el ‘sutil’ disfraz -casi no se nota nada que es una peluca, ¡qué va!-. Con un poco de suerte, serán piezas del mismo calibre que Morales y acabarán haciéndole compañía. Igual hasta juegan juntos a los disfraces, quién sabe. De momento verá ampliada su condena.

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