El ser humano es discutidor por naturaleza. ¿A quién no le gusta verse enzarzado de vez en cuando en un apasionado debate, ya sea acerca del sentido de la vida o sobre el más banal de los temas de conversación? No hay más que echar un vistazo a los comentarios de cualquier blog al azar, vídeo de YouTube o noticia en la prensa digital para constatar que, sin duda alguna, nos va la marcha.
No obstante, todos hemos vivido en alguna ocasión la frustración de chocar contra un muro ante el que toda lógica argumental es inservible, y cuando se trata de discutir sobre música no han sido pocas las mesas que han saltado por los aires ante acalorados encontronazos. Aunque esté bien eso de entrar al trapo, nos preocupamos por vuestra salud y no queremos que una de esas situaciones puedan llegar a suponer un peligro para vuestra integridad física.

Es por ello que hoy vamos a hablar de ese momento crucial en el que lo más sabio puede ser actuar con prudencia, aplicando unas sencillas reglas para detectar a aquellos interlocutores con quienes el debate solo puede ser estéril en el mejor de los casos y acabar con dientes por los suelos si las cosas se complican. Aquí tenéis siete frases que os podéis grabar a fuego en la memoria, porque os permitirán detectar a personas con las que, muy probablemente, no merecerá la pena iniciar una discusión sobre música.

"A este grupo no lo conoce nadie"

En estos casos, lo que el interlocutor quiere decir en realidad es "yo no conozco a este grupo", aunque su línea de argumentación le lleva a creer que su simple persona es representante válida de toda la Humanidad. Y no. Considerar a un grupo menos válido porque su nivel de popularidad no es lo suficientemente alto o porque simplemente no se habían cruzado antes en tu camino es, como poco, para hacérselo mirar. Luego, cómo no, están los que por contra se enorgullecen de sentir que escuchan grupos poco conocidos y se niegan a aceptar en su biblioteca musical cualquier cosa mínimamente reconocida.

"Yo no he comprado un disco en mi vida"

Lo mejor de estos campeones es que lo dicen con la cabeza bien alta, como si en su decisión hubiera alguna clase de rebeldía liberadora contra el sistema que nos oprime. Unos Robespierre de la vida, vamos. Alguien para quien la música no es lo suficientemente valiosa como para invertir ni un euro en ella, cosa más fácil que nunca hoy gracias a los nuevos medios de difusión a disposición de los artistas, poco va a poder aportar a una conversación rica sobre el tema. Ojo, no estoy diciendo que el peso de tu opinión vaya en función de que gastes más o menos en música, pero un poco de cabeza y equilibro no está de más, digo yo.

"Ya no se hace buena música"

Por alguna razón que no termino de entender, hay personas que han elegido vivir su vida como si cualquier disco publicado después de 1989 fuera una basura. Seguro que todos conocéis a alguien así. Vale, a todos nos tira la nostalgia, el cualquier tiempo pasado fue mejor y el mirar con ojos vidriosos a lo que se marchó para no volver, pero tachar rotundamente de bazofia a todo lo que hoy se hace, por el mero hecho de que se hace hoy, es un claro síntoma de pobreza cultural. La contrapartida igualmente inquietante está en las personas que no saben nada de la música que se hacía antes de los 90, que también son para echarles de comer aparte.

"Lo que escuchas es ruido"

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Una frase muy oída entre personas cuya prolongada exposición a la radiofórmula ha terminado por reblandecer su sistema auditivo hasta hacerlo incapaz de procesar cualquier cosa más compleja que una canción de Melendi. Esta clase de argumentaciones suelen ir estrechamente ligadas a madres o a amigos cuyo número teléfono estarían mejor lejos de vuestra agenda. Esperar que los afectados por esta dolencia puedan recuperar la habilidad para apreciar melodía detrás de lo que solo es ruido para ellos es demasiado optimista. 

"Este grupo es el mejor de la historia"

¡Éstos son los peores! Huye de aquellos que sean fervientes e irreductibles defensores de un grupo a ultranza como si fueran apestados. En cierto modo lo son. Cuando te encuentres con el próximo que te intente convencer de que Queen, Pink Floyd, Loco Mía o cualquier otra banda es la mejor de la historia sin duda alguna, lo más sabio que puedes hacer es asentir con la cabeza, ir dando lentos pasos hacia atrás para alejarte y nunca, repito nunca, establecer contacto visual directo con él. El último que se creyó capaz de debatir de manera sensata con un talibono acabó convertido en estatua de sal.

"Yo solo escucho... (introducir género musical)"

Y cómo no, los integristas del género, esos cuya amplitud de miras es equiparable a la de un caballo con anteojeras. Difícilmente puede afirmar alguien que le gusta la música si solo está dispuesto a escuchar una única etiqueta; es como salir siempre a cenar en el mismo restaurante o conformarte con una única postura en la cama: triste, muy triste. Casi igual de preocupante a nivel clínico es el caso de las personas que aseguran no escuchar un estilo concreto de música porque no y punto. El arrozal es el destino más apropiado para estos casos.

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