El desafío de Bargossi en esta ciudad tuvo lugar un 24 de agosto de 1882 en la desaparecida Plaza de Toros de Goya, donde actualmente se encuentra el Palacio de los Deportes de la Comunidad de Madrid. La apuesta era sencilla, el italiano decía que era capaz de aguantar más rato corriendo que cualquier caballo que le pusieran enfrente, y que en caso de no ser así, él mismo abonaría de su bolsillo la cantidad de 2.000 reales al que le ganase. La únicas condiciones que ponía eran que la carrera se desarrollase en círculos y que durante el transcurso de la misma el caballo siempre debía mantenerse al trote, sin aumentar ni disminuir el ritmo de su carrera.
El órdago de Bargossi causó una gran sensación en Madrid y hasta el coso taurino se acercaron casi 10.000 espectadores, ansiosos de ver el duelo entre el ser humano y el equino. Después de un “aperitivo” en forma de carrera de exhibición protagonizada por la mujer y por el hijo de Bargossi, todo quedaba en familia, empezó el esperado reto a las 16:45 horas.
Resulta que a eso de las 19:15 el cuadrúpedo que iba montado por un tal Antonio Aláez pareció cansarse de seguir dando vueltas en círculo sin ton ni son y optó por detenerse ante la mirada incrédula de los espectadores. Gardossi, aunque había dado tres vueltas menos, lo había vuelto a hacer, una vez más el hombre se imponía al caballo. Las crónicas de los periódicos de la época no dudaron en alabar las excepcionales cualidades del italiano del que decían “es un andarín de primera fuerza y de una resistencia a toda prueba”. Así fue, hace 132 años el paso del “hombre locomotora” por Madrid, otro de los sorprendentes capítulos que encierra esta maravillosa ciudad.
Vía secretosdemadrid.es
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