Cuando queremos referirnos que algo no es una cosa ni otra, un alimento no tiene sabor o algo ni nos ha gustado ni disgustado solemos utilizar la expresión «ni chicha, ni limoná».

El origen de esta expresión proviene de dos tipos de bebidas, una alcohólica (chicha) y la otra refrescante (limoná).
La chicha es una bebida fermentada y no destilada que proviene del maíz y es muy típica de Centroamérica, aunque también se consume en el sur del continente. Es de origen prehispánico y de fuerte sabor.
Por el contrario, la limoná es una bebida suave, muy típica de Castilla y que está hecha a base de limón, azúcar y vino blanco.
El dicho comenzó a utilizarse para comparar las dos bebidas con una tercera (no es ni fuerte como la chicha ni suave como la limoná), aunque algunas fuentes aseguran que era para indicar a alguien que ya no quedaba más bebida para servir: ni chicha, ni limoná.
Erróneamente, algunas personas creen que la chicha a la que se refiere esta expresión es la carne, modo en el que familiar e infantilmente también se la conoce.
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