un joven delincuente, apenas salido del calabozo, cometió un delito. Ha pasado en la localidad argentina de Los Hornos, donde un caballero de 25 años que había pasado un par de días en prisión por “tentativa de robo” volvió a intentar apropiarse de lo ajeno apenas unos minutos después de ser puesto en libertad.  ¿Qué valiente, no?


El presunto y mal ladrón había sido detenido después de haber roto una ventana para colarse en una clínica dental con la intención de robar lo que pillara. Como no pudo consumar su asalto, estuvo dos días retenido en el calabozo de la comisaría, donde quedó fichado antes de someterse a un juicio rápido. Se le puso una multa por un delito menor y le dejaron en libertad, con la ilusa esperanza de que hubiera aprendido la lección y abandonara su mala vida. Sin embargo, ya lo dijimos, la cabra tira al monte. Nada más salir poner sus pies en la calle como un hombre libre, el sujeto sufrió una atracción irrefrenable por una moto y decidió subirse a lomos de ella y apropiársela.

La policía, de inmediato, salió tras él y le dio alcance un par de manzanas más lejos, por lo que el mal ladrón volvió al calabozo y, supongo, a disposición judicial. Quiero creer que el juez será esta vez menos indulgente y que el escarmiento será un poco más severo, por reincidente y por bobo. 

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