Los seguidores asiduos del Laboratorio, que cada semana incorpora un pequeño recuadro con «Las apariencias engañan…», están bien familiarizados con el problema de los llamados «falsos amigos»: palabras de escritura igual o muy parecida en dos idiomas, pero con significados muy distintos. Me da la sensación, en cambio, de que los directivos de Coca-Cola no están muy duchos en falsos amigos, porque de lo contrario no se entiende el patinazo que los tuvo en jaque el mes pasado en Canadá.
Fuente: medicablogs.diariomedico.com


     La pifia, desde luego, fue de escándalo. Todo empezó cuando una joven fotógrafa de Edmonton, Blake Loates, abrió en un restaurante una botella de agua vitaminada Zero y encontró impreso en el tapón el mensaje YOU RETARD (algo así como «eres subnormal»), insultante e intolerable para cualquiera, desde luego, pero más aún para quien, como ella, tiene una hermanita de 11 años, Fiona, con parálisis cerebral infantil. Así que, ni corta ni perezosa, Blake Loates hizo una foto al tapón y se la envió a su padre, que vive a muchos miles de quilómetros de distancia, en la costa occidental de los EE.UU. El padre, lógicamente, montó en cólera y escribió una furibunda carta de prostesta dirigida al Consejo de Administración de Coca-Cola. 

En esa carta, firmada por «Doug Loates, ex consumidor de Coca-Cola», el padre explica que en su familia no usan jamás la palabra retard (que él escribe R‑word, porque no quiere siquiera reproducirla) ni toleran que nadie la use en su presencia; y adjuntaba una foto de Fiona con el comentario «¿se imaginan si hubiera abierto ella esa botella?» (la carta de Doug Loates puede leerse íntegra en el Facebook de Blake).

     El mensaje de marras, según Coca-Cola, formaba parte de una promoción destinada a jugar con las palabras y su múltiples posibilidades de combinación; promoción bilingüe, por supuesto, como casi todas en Canadá. De tal modo que cada tapón lleva arriba una palabra en inglés y debajo otra en francés. Se supone que los consumidores irían coleccionando los tapones para luego jugar los anglohablantes con las palabras superiores y los francófonos con las inferiores. Para ello, Coca-Cola elaboró dos listas independientes de vocablos, una en cada idioma, que revisaron con sumo cuidado para evitar que se colaran voces ofensivas.

Pero olvidaron, claro, dar a revisar cada lista a un hablante nativo de la otra lengua, con el encargo de que marcase los falsos amigos. Como retard, que en francés indica simple demora o retraso (tu vas être en retard, vas a llegar tarde), mientras que en inglés norteamericano es un insulto muy fuerte, algo así como «tarado», «subnormal» o «retrasado mental». O como el mensajito OF DOUCHE que hizo ruborizarse de vergüenza a otro consumidor canadiense y elevar también una queja a Coca-Cola; porque douche en francés es una simple e inocente ducha (je prends ma douche chaque matin, me ducho todas las mañanas; en inglés, shower), mientras que douche en inglés es la ducha vaginal, y nadie habla de ella en público ni espera encontrarla escrita en el tapón de un refresco al alcance de los niños.

     Rápidamente, por supuesto, Coca-Cola Canadá se disculpó ante los consumidores afectados y, a través de mandamases como su vicepresidente David Thomson y su directora de comunicación Shannon Denny, anunció la cancelación inmediata de la promoción, el cese de la producción de nuevos tapones y la destrucción de todos los ya fabricados que aún tuvieran en existencias. Un montón de dinero tirado tontamente y el prestigio de una de las mayores empresas del mundo en peligro solamente por ponerse a jugar con las palabras sin ser verdaderamente conscientes del enorme poder que estas tienen.

     Por cuestiones demográficas evidentes era menos probable, pero el problema hubiera podido plantearse también en el otro sentido; con en inglés, por ejemplo, es un timo o una estafa (y en español, algo tan inofensivo como una simple preposición), mientras que en francés es la forma más grosera de referirse a la vulva femenina (algo así como coño en español o cunt en inglés).

Fernando A. Navarro

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