Hoy, en tiempos en los que ha crecido el auge por la conservación del medio ambiente y la ecología no entiendo porque hay gente (y mucha) que sigue arrojando basura a la calle, basta con pasearse unos metros a la redonda o simplemente observar alrededor, cuando se vaya a realizar alguna diligencia, para comprobar la falta de urbanidad y de limpieza de varias personas.
No falta el grupo de amigos que bota la botella de gaseosa en cualquier sitio, la señora que arroja el paquete de papas en la acera, el señor que tira la colilla del cigarrillo en el césped, la mujer que bota el empaque de las galletas sin importar que su hijo la está viendo, hay otras u otros más descarados que le dicen al niño: “¿para qué va a guardar eso?, bótelo por ahí”.
Ni qué hablar de los conductores, sobre todo los de servicio público, los cuales he visto en varias ocasiones arrojar empaques y papeles por la ventana, otro ejemplo vivo son las filas de los conciertos, montones de basura se anidan en cada metro cuadrado.
Esto lógicamente incomoda a la ciudadanía que tiene que soportar malos olores, una ciudad visualmente sucia y que además se tapen las alcantarillas, y se inunden las calles y andenes a raíz de esta situación.
Todos los años la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá (EAAB) gasta miles de millones de pesos para limpiar canales y sumideros en la capital.
Y es que no se necesita ser experto en estadísticas o consultar números por internet o en los noticieros, solo hay que ver por sí mismos la situación que vive Bogotá en sus calles, desechos de construcciones arrojadas en las esquinas, llantas abandonadas en las aceras, hasta restos de carne de los mataderos dejados en cualquier rincón.
No podemos seguir así si queremos tener un ambiente de convivencia optimo, sabiendo que Bogotá es la ciudad de todos los colombianos, aquí llega a diario gente de todos los rincones del país, y así como los acogen deben ser conscientes de la responsabilidad que asumen con su nuevo lugar de convivencia, y el llamado no solo es para los foráneos, los que hemos nacido y crecido en la capital tenemos una responsabilidad aún mayor con la limpieza de la ciudad.
Hay que generar conciencia (cosa que el gobierno no hace) para que por favor a la hora de consumir algo por la calle nos guardemos el papelito en el bolsillo.
Ni qué hablar de los conductores, sobre todo los de servicio público, los cuales he visto en varias ocasiones arrojar empaques y papeles por la ventana, otro ejemplo vivo son las filas de los conciertos, montones de basura se anidan en cada metro cuadrado.
Esto lógicamente incomoda a la ciudadanía que tiene que soportar malos olores, una ciudad visualmente sucia y que además se tapen las alcantarillas, y se inunden las calles y andenes a raíz de esta situación.
Todos los años la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá (EAAB) gasta miles de millones de pesos para limpiar canales y sumideros en la capital.
Y es que no se necesita ser experto en estadísticas o consultar números por internet o en los noticieros, solo hay que ver por sí mismos la situación que vive Bogotá en sus calles, desechos de construcciones arrojadas en las esquinas, llantas abandonadas en las aceras, hasta restos de carne de los mataderos dejados en cualquier rincón.
No podemos seguir así si queremos tener un ambiente de convivencia optimo, sabiendo que Bogotá es la ciudad de todos los colombianos, aquí llega a diario gente de todos los rincones del país, y así como los acogen deben ser conscientes de la responsabilidad que asumen con su nuevo lugar de convivencia, y el llamado no solo es para los foráneos, los que hemos nacido y crecido en la capital tenemos una responsabilidad aún mayor con la limpieza de la ciudad.
Hay que generar conciencia (cosa que el gobierno no hace) para que por favor a la hora de consumir algo por la calle nos guardemos el papelito en el bolsillo.
Aquí les dejo un vídeo de una motociclista que castiga a los que arrojan basura a la calle:
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