Ha sido un desastre ecológico que asusta por el número de ejemplares muertos, un total de 81 elefantes envenenados para comerciar con su marfil. El suceso ha ocurrido en el parque natural más grande de Zimbaue y, al igual que han hecho con ellos, los cazadores furtivos también dan muerte a numerosos búfalos y cudús envenenando las aguas en las que beben.
Fuente: ecologiaverde.com
La tragedia ha sido anunciada por el gobierno del país a través de un comunicado en el que se afirma que junto a los elefantes ha habido otras muchas víctimas, como búfalos, cudús y otros depredadores (leones, buitres, etc.) intoxicados al alimentarse de los restos de los elefantes.
En muchas de sus áreas, el Parque Nacional Hwange es ahora un cementerio de animales. Por todas partes se encuentran cadáveres a consecuencia del “efecto en espiral” producido durante estos días. Los efectos del veneno están afectando a la fauna de un modo enorme y descontrolado.
Organización criminal
Hace dos semanas se detuvo a 6 sospechosos de producir el envenenamiento. Según la policía, todos ellos pertenecerían a una organización criminal dirigida por un empresario africano. Se les acusa de haber vertido una mezcla letal de cianuro, sal y agua en alrededor de 35 salegares en abrevaderos.
El ministro de Turismo y Hospitalidad, Walter Mzembi, pudo comprobar con sus propios ojos sobrecogedoras escenas de centenares de animales exánimes y no dudó en describir el envenenamiento como un caso de “asesinato” de la vida silvestre. A su vez, prometió emprender una lucha contra los mercados internacionales de origen.
No estaría mal, sin embargo, que Mzembi empezara por pedir que en su propio mercado interno se prohiba el comercio de marfil. El suceso es especialmente grave si consideramos que Zimbaue es uno de los pocos países que todavía tiene un buen número de elefantes.
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