En la pequeña localidad noruega de Rjukan estaban muy tristes porque, al encontrarse en un valle muy profundo rodeado de montañas, apenas incidía el sol sobre ella a lo largo del año. La tecnología, sin embargo, ha subsanado esa carencia construyendo una suerte de sol artificial.

Este sol de mentira, en realidad, no es más que el reflejo del sol de verdad en tres enormes cristales reflectores controlados por odenador para ajustarlo a la luz solar a medida que esta cambia.

La instalación ilumina un área de casi 200 metros cuadrados. El coste de la obra superó los 635.000 euros.


En el pueblecito italiano de Viganella, ya funciona esta tecnología, el que se considera el primer sol de mentira del mundo. Tal y como explicó en el libro 300 lugares de verdad que parecen de mentira:


El enorme reflector rectangular de acero bruñido de unos 40 metros cuadrados (ocho metros de alto por cuatro de ancho) fue instalado en una de las montañas que rodean Viganella, el monte Scagiola, a 870 metros de altura. El diseño del espejo es del ingeniero Emilio Barlocco. Un software se encarga de girar el espejo automáticamente, siguiendo la trayectoria del sol para reflejarlo siempre hacia el pueblo. Capta y refleja el sol durante seis horas, siendo especialmente eficaz a las 11 de la mañana.

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