Situaciones que resultan groseras tienen que saber afrontarse con la mente fría para no arrepentirnos luego
Fuente: equiposytalento.com
Recibes un correo que no empieza con buen tono. Leyendo y releyendo más tarde el e-mail confirmas que es tan grosero como te parecía al principio. Y te dan ganas de darle a responder y escribir todo lo que te pasa por la cabeza para decirle de todo al compañero en cuestión. ¿A que suena familiar?
Es importante saber dominar los primeros impulsos, según Daily Muse, colaborador de Forbes, aunque admite también que es más fácil decirlo que hacerlo. Pero lo más importante es no ponerse a la altura del ya famoso compañero, que todos conocemos como es y que nada se lo pondrá más fácil que el hecho de rebajarnos a su nivel. Así que he aquí tres pasos para responder con cabeza ante situaciones que nos parecen groseras.
1. Pregúntate lo importante que es.
Si el tema que se está tratando problemáticamente es menor, no hay que dedicarle ni un minuto más al conflicto. Una propuesta de Muse es preguntarse si de aquí a un mes nos acordaremos de esto o si seguiremos tratando esta cuestión. Si la respuesta es no, intentemos obviar el comportamiento que nos disgusta. No se trata de caer en la complacencia, pero sí de racionar nuestro apreciado tiempo.
2. No te lo tomes personalmente.
Porque es un grave error pensar que todo lo que nos pasa en el trabajo, aunque nos pase a nosotros, es personal. Los negocios son los negocios para los grandes jefes y también para los soldados rasos. Lo que haga un compañero, un cliente, un proveedor, si te parece que lo hace mal, no va a ser por tu culpa, es su manera de hacer las cosas y tú puedes tener la visión que quieras de ello, pero no hacerte responsable de ello.
3. Alimenta al hemisferio correcto.
Todos somos sensibles al llamado sesgo de la negatividad, por el que nuestro cerebro a menudo da más significancia a los momentos negativos que a los positivos. Pero esto no puede jugar en nuestra contra, sino que tenemos que darle la vuelta para que nos ayude en nuestro día a día. Cada uno puede optar por centrarse en las pequeñas frustraciones o optar por encontrar un significado positivo a su trabajo, y en esta segunda versión los compañeros negativos no pueden ser un obstáculo.
En definitiva, según el autor de Forbes, hay que tomarse un momento de vez en cuando para recordar lo que uno aprecia de su trabajo, y saber externalizar la energía de los compañeros más negativos sin que afecte a nuestras tareas y actitudes.
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