En Indiana, al noreste de Estados Unidos, dos menores se han visto envueltas en una especie de ‘pelea de gatas’. Una sucesión de hechos desafortunados acabó con una muchacha de 16 años conduciendo durante unas 60 millas (alrededor de 100 kilómetros) con la única intención de atizar a otra chica de 17 años.
¿Cómo se llega a esto? ¿Qué nivel de ira tiene una adolescente para ser capaz de desplazarse 100 kilómetros con la única intención de sacudir a otra chica? La respuesta sobre la ira la dejamos para expertos en psiquiatría o en psicología, pero el motivo lo dejó bien clarito la agresora. Por lo visto, la víctima la había insultado en Facebook, además de haber difundido un feo rumor (acerca del que no voy a referirme) sobre ella.

Así, con sangre en el ojo y sed de venganza, la ofendida joven se bajó del coche y aporreó la puerta de la casa de su rival. Cuando ésta abrió, la emprendió a puñetazos y patadas con ella, hasta que la madre de la agredida pudo acudir al rescate. Una vez separadas, la familia de la víctima llamó a la policía, que evitó un segundo intento de agresión, pues dos horas más tarde la joven enfurecida volvía a la carga.

El asunto ha quedado, de momento, en una denuncia por agresión que está por resolverse en un juzgado. Confiamos en que no llegue a mayores y, también, en el que sirva para saber que, dado el nivel de perturbados que hay por el mundo, es mejor hacer un uso constructivo de las redes sociales que usarlas para revanchas personales. 

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