7 millones de dólares era el costo de la indemnización que Ingrid pedía tras su demanda impuesta contra el Estado colombiano, por perjuicios morales causados durante el secuestro realizado por las Farc, hecho que causó indignación en el país.
Durante aquel tiempo promocionaría su libro No hay silencio que no termine, el cual cuenta la historia de los 6 años que estuvo en cautiverio en la selva colombiana a manos de la guerrilla, asimismo generó polémica principalmente por las reacciones de Clara Rojas, quién aseveró que algunas de las declaraciones eran infamias.
La obra era muy bien acogida en Europa, Estados Unidos y América Latina, pero tendría un bajón considerable en ventas después que su demanda fuera repudiada por el pueblo colombiano y comidilla de los medios de comunicación, además se crearon grupos en Facebook en su contra.
Sin embargo poco tiempo después fue uno de los libros más vendidos en Norte América, Francia y Colombia.
Ingrid, hija del político antioqueño Gabriel Betancourt que durante el gobierno de Rojas Pinilla fue Ministro de Educación y fundador del Icetex y de Yolanda Pulecio quien fue reina de belleza y Representante a la Cámara por Bogotá, realizó estudios en Ciencias Políticas en Francia y en 1.990 regresó a Colombia para unirse al Partido Liberal y ser asesora del Ministro de Comercio Exterior en aquel entonces Juan Manuel Santos durante el gobierno de César Gaviria.
Después de simpatizar con el ex presidente Samper, fue una de sus más firmes detractoras tras el desarrollo del proceso 8.000 en el cuál el dirigente liberal sería investigado por supuestas filtraciones a su campaña de dineros del narcotráfico, es así como Betancourt abandona las filas liberales para fundar el partido Verde Oxígeno, con el cual se postularía como presidente para las elecciones del 2002.
A principios de aquel año en plena campaña electoral a pesar de la advertencias del gobierno colombiano, Ingrid viaja a la zona de distensión creada por el entonces presidente Andrés Pastrana, en compañía de su asesora Clara Rojas para entablar diálogos de paz con las Farc, muchos consideraron este hecho como una estrategia política para elevar su popularidad en las encuestas.
Allí fue secuestrada por la guerrilla junto a su asesora, quedando por más de 6 años en cautiverio, hecho que conmocionó al mundo y que fue tema de discusión entre los gobiernos de Colombia y Francia.
El 2 de julio de 2008 tras la denominada Operación Jaque, las Fuerzas Armadas liberan a Ingrid, en compañía de Clara Rojas, tres contratistas estadounidenses y once miembros de la Fuerza Pública, siendo este hecho uno de los más importantes durante el gobierno Uribe.
De esta forma la ex candidata presidencial agradeció la labor realizada por el Estado, pero dos años más tarde inconcebiblemente lo demanda por una suma millonaria argumentando perjuicios morales contra ella y su familia por causa de los 2.320 días que estuvo secuestrada por las Farc.
El rechazo de los colombianos ante este hecho no se hizo esperar, el entonces vicepresidente Francisco Santos manifestó que era un acto de codicia, ingratitud y oportunismo, en las redes sociales fueron creados varios grupos manifestando indignación frente a Betancourt.
Tiempo después a través de una cadena radial colombiana se arrepintió de su acción y manifestó que no había demandado ni pensaba demandar al Estado colombiano y que su petición económica era astronómica y absurda, además de señalar que todo se trataba de una conciliación económica.
Asimismo manifestó que la indemnización era simbólica y un acto de solidaridad con sus compañeros y que iba dirigida hacia el gobierno Pastrana por la falta de seguridad durante su paso hacia la zona de distensión donde fue secuestrada.
Pero sus disculpas fueron solo paños de agua tibia y este hecho quizá determine el fin de la carrera política de Ingrid Betancourt en nuestro país, pues su imagen ha quedado completamente por el piso y de heroína pasó a ser villana.
Hoy en día la ex candidata presidencial se encuentra en Francia, tal vez reflexionando sobre sus horas de dolor y angustia en cautiverio, sus cinco intentos de libertad fallidos, sus nostalgias encontradas, su felicidad después del rescate, las ventas de su libro y la descarada petición de indemnización al Estado.
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» La indemnización solicitada por Ingrid Betancourt al Estado Colombiano, uno de los hechos más polémicos del 2010 en Colombia.
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